Esta semana he estado trabajando como colaborador invitado en el Observatorio Radioastronómico de Metsähovi (Finlandia), tratando de aplicar conocimientos astronómicos de VLBI en el campo de la Geodesia. Me lo he pasado genial, no solo por lo interesante del tema, sino por la buena gente y toda las maravillas tecnológicas que me han mostrado. En próximas entradas, os hablaré de algunas de ellas.
Pero esta primera entrada la reservo para hablaros de un telescopio que tiene para mí un especial valor sentimental. El antiguo radiotelescopio de 14 metros de diámetro, construido a mediados de la década de los ’70 del siglo pasado y que, a día de hoy, aún sigue dando caña y produciendo resultados de calado. ¡Ahí van unas fotos!
La antena está escondida dentro de una gran cúpula que la protege del viento y permite observar el Sol sin problemas de calentamiento. Fijáos que la cúpula está tapando continuamente todo el telescopio (o sea, que no tiene ninguna apertura). No obstante, como observamos en radio, la antena es capaz de «ver a través» de la superficie de la cúpula sin ningún problema. ¿A que la Radioastronomía mola?


La sala de control (bastante pequeñita) es una pasada. Está en la mísma cúpula (la pared de la oficina se aprecia en rojo, en la parte inferior izquierda de la foto de arriba). Una parte de los controles del telescopio aún funciona con la electrónica original de los años ’70. ¡Es una pasada ver las lucecitas e indicadores analógicos aún funcionando! ¡Qué delicia!

Un dato curioso (¡inverosímil, pero verídico!): entre los chips que controlan el motor del telescopio (más en concreto, en todo el «rack» de la derecha en la foto de arriba) habitan (en época de cría) ejemplares de una especie protegida de serpiente autóctona. Como buscan «el calorcito» de los chips, les encanta hacer ahí sus nidos. Todo empezó, al parecer, con una hembra que desperdigó por ahí sus feromonas y originó el «efecto llamada». Y como son una especie protegida, no las pueden «desahuciar» de allí.

¿Véis esa imagen de un disco rojizo en la foto de arriba? Es el Sol, visto en banda radio (a 37 GHz), que es justo lo que el radiotelescopio estaba observando en esos momentos (obtiene las imágenes por escaneo, produciendo una cada 2 minutos, aproximadamente). Fijaos en puntito azul de la parte superior. ¡Estamos viendo actividad solar! Os recuerdo que todo esto se observa a través de la cúpula (que es completamente transparente a la luz en banda radio).

La parte de la electrónica mostrada en la foto de arriba es mi favorita. Se trata del backend de VLBI, con el que Metsahovi puede formar parte de ese «telescopio virtual» del tamaño de toda la Tierra, uniendo su señal a las de otros radiotelescopios distribuidos por el resto del mundo. Abajo a la izquierda, se ve el sistema «DBBC3», que digitaliza los datos antes de grabarlos en disco. Encima del DBBC3, se ve un rack con un set de discos con datos (pegatina con circulito rojo) y otro set con discos vacíos (pegatina con circulito verde).

Y aquí tenéis uno de los relojes atómicos (máseres de hidrógeno) que usamos para sincronizar las señales de los telescopios de todo el planeta que participan en las sesiones de VLBI. Sin esos relojes, no podríamos convertir a la Tierra en ese «telescopio virtual». Cuando el sistema está operativo, el máser suele estar en una habitación con la temperatura bien controlada y sin nadie que le «moleste». Justo a la izquierda del máser, podéis ver también un montón de discos duros, que forman parte del sistema «flexbuff», también usado en VLBI.


¡Y en la foto de arriba tenéis a los «corazones» del radiotelescopio! Los receptores, que captan la señal en el foco de la antena para llevarla hasta los «backend», donde la tratamos y grabamos. A la derecha, el receptor dual «S/X», muy usado en Geodesia. Estos receptores son capaces de observar a dos frecuencias (2.3 y 8.4GHz) al mismo tiempo, lo que permite eliminar los efectos dispersivos (básicamente, la ionosfera) de los datos. Hoy en día, con los receptores de banda ultra-ancha, este «truco» ya está cayendo en desuso.

Y aquí tenéis otro receptor de uso más astronómico: el de 86GHz. De hecho, dentro de muy poco, os haré un hilo de un precioso artículo en el que mostramos datos de VLBI que han pasado por ese mismo receptor. Y sí, esa cosa amarilla es un patito de goma (el toque friki).
Y para terminar, acabamos con un buen consejo de parte de los técnicos de la Universidad de Aalto. Me quedo con ganas de mostraros más cosas, pero habrá que esperar hasta la próxima entrada del blog. ¡Nos vemos allá!
